Aunque nos resulte curioso, nosotros podemos ser nuestro peor enemigo. Poseemos un arma muy dañina, la autocrítica. Es una voz interior que te ataca, te juzga o te compara con los demás, haciéndote sentir en desventaja. Y sorprendentemente, nos gratifica escucharla porque nos puede hacer sentir seguros y libres de temor.

Por ejemplo, cuando sentimos que hemos ofendido a personas emocionalmente cercanas y anticipamos su rechazo, nos criticamos por ello. Ese ataque creará una reacción de arrepentimiento que los demás pueden percibir, por lo que serán más afectuosos hacia nosotros, y así reduciremos el malestar que pudiera provocar el dolor del rechazo.

Algo parecido puede pasar cuando quieres abrir tus sentimientos a una persona que te gusta, o simplemente, presentar un plan de ocio a tus amigos. Este mensaje de autocrítica (“…soy muy pesado…”,”…no le gusto…”,”…mis planes son un rollo…”) impedirá que lo intentes, y te sentirás aliviado al pensar que evitas lo temido y todas las emociones dolorosas asociadas.

También podemos creer que la crítica puede preservar nuestra competencia. Por ejemplo, ante una entrevista de trabajo, tu autocrítica te dice: “…No estoy a la altura del trabajo y no me lo van a dar…”.”…¡Será un fracaso para mí!….”. Si escuchas esa crítica, no irás a la entrevista, y creerás que así evitas la sensación de incompetencia que anticipas. El problema es que ese alivio reforzará el seguir haciendo autocrítica. Esa evitación reafirmará todos los mensajes, por lo que te irás sintiendo cada vez menos valios@. ¡Y te perderás grandes oportunidades!.

Aprende a escucharte. Conviértete en un observador de lo que te dices. Muchas veces esto ocurrirá de forma automática y no te darás cuenta. Cuando la autocrítica empiece a atacarte puedes decirle:- ¡Basta!, o bien, contraatacarla.

Cometer un error, recibir un “no”, decir a alguien “no”, discrepar en opiniones, tomar decisiones que no sean apoyadas, son situaciones en las que se puede activar la autocrítica. Pero son cosas que forman parte de la vida, y son entendidas y compartidas por la gran mayoría de los seres humanos. Si aparece la autocrítica puedes cambiar el contenido del mensaje.

No creas en los temores que anticipas y ayuda a tu voz interior a apoyarte. Equivocarse es la forma de aprender, y aprender es evolucionar. Decir “no” es un derecho personal. Ayúdate a decirlo y a tolerarlo. Tomar decisiones es una responsabilidad con nuestra vida, aunque no sea del gusto de los demás. Y el mundo evoluciona gracias a que no todos tenemos los mismos planteamientos ante las cosas.

Hablarse de otra manera no significa que seamos excesivamente benévolos con todo lo que hacemos o decimos. No sería tampoco adaptativo. Si en algo realmente nos hemos equivocado, podemos enmendarlo o repararlo de muy diversas formas.

Intenta aceptar que no siempre vamos a tener los resultados esperados en la vida y que aceptarlos es, precisamente, lo que nos ayudará a mejorar y crecer. Es posible que lo que sientas ante ello no sean emociones agradables, pero es importante recordar que todas las emociones tienen una función y por lo tanto nos ayudarán. Aprende a tolerarlo desde esa voz interior que es tu conciencia y date un mensaje de comprensión y apoyo cada vez que te juzgues ante la vida. Intenta hablarte con cariño. ¿Acaso no es lo que harías con tu mejor amigo?

@Silvia García Palacios